martes, 29 de enero de 2013

Reflexión sobre la educación secundaria


Una clara señal de que algo no funciona es que a medida que crecen, los estudiantes van perdiendo sus ganas de aprender y de estar en clase, porque están hartos de que les digan lo que tienen que hacer. Esta actitud me parece incluso más comprensible, lógica y sana, que la de aquellos que aceptan incondicionalmente llevar a cabo las tareas sin expresar opiniones críticas.


La inquietud, la rebeldía, las ganas de expresar sus ideas podrían ser bienvenidas, así como los errores que pudieran cometer. Sin embargo, esta forma de enseñanza requiere una paciencia y una capacidad de adaptación por parte del docente muy difícil de poner en práctica.


Creo que es primordial que ellos sientan que sus opiniones son respetadas y que entiendan que bien lleguen a ser universitarios o a aprender un oficio (o no alcancen unos objetivos académicos) pueden ser unos buenos profesionales, siempre que amen su trabajo y tengan un interés en aprender durante toda la vida aquello que les interese y que les ayude a mejorar. Y en caso de no lograr acceder a una profesión, deben aprender a disfrutar de la vida y a ser unos buenos ciudadanos. Si al menos consiguiéramos eso en las aulas sería un gran logro.


Los profesores ya no son los únicos vehículos de información a los cuales tiene acceso el alumno. Tampoco es ya necesario que el estudiante almacene  en su cerebro toda la información, ya que puede usar la tecnología para consultarla en todo momento.


Este punto de vista apoya más la necesidad de priorizar en la capacidad de razonamiento del estudiante, y no en la transmisión de la mayor cantidad de conocimientos posible.

Si se consiguiera realmente sembrar una semilla de interés, éste se interesaría libremente y de manera lúdica, en buscar la información necesaria para profundizar en ello. Los adolescentes son creativos por naturaleza, y su búsqueda de identidad pasa también por la búsqueda de sus intereses, los cuales podrían encontrarlos también en aquellos conocimientos que les ayudaran a comprender mejor la vida, o a desenvolverse mejor en la sociedad en el momento presente.


Con esto se conseguiría conservar sus ganas de aprender y de acudir al colegio. Que descubran sus propios talentos y que elijan quienes quieren ser, bajo su propia responsabilidad, elegida y libre.


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