Este experimento surgió observando la dificultad que supone a los alumnos plantear un dibujo, componerlo y hacer que les surjan ideas. Muchos de ellos dibujan elementos aislados, imágenes tópicas sin un encaje global del dibujo.
Siempre hay alumnos con una facilidad mayor, que encuentran temas y realizan dibujos muy bien compuestos y bien ejecutados, pero durante esta semana no puedo cuantificar las veces que he escuchado la frase: "¡profe, es que yo no sé dibujar!"
Por ello hicimos la siguiente prueba con las imágenes con las que estábamos trabajando en 3º E.S.O., con la actividad de los microrrelatos, que forma parte de la Unidad Didáctica que detallaré más adelante.
Contábamos con numerosas copias de diez imágenes diferentes en blanco y negro.
Se daba a cada alumno una imagen y éste la tenía tres minutos, y extraía de la misma lo que más le llamara la atención, plasmándolo en un dibujo.
Cuando recibía una nueva imagen tenía que continuar con el propio dibujo, intentando componerlo como uno sólo, así fueron pasándose las imágenes hasta que todos ellos pudieron trabajar con cada una de las 10 imágenes.
Al principio les daba, vergüenza y miedo, mezclado con emoción e incomprensión (según mis impresiones). Sin embargo, al finalizar, les preguntamos a quién le había gustado hacer esa experiencia y todos levantaron la mano sin dudarlo.
No sabían si les gustaban o no los resultados, pero la sensación era de haberse divertido dibujando.
Son bocetos, pero tanto a Nati (mi tutora) como a mí, nos pareció que el resultado era interesante cuanto menos.
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